marzo 3, 2020 Raquel Sanz

Y tú, ¿cómo gestionas el enfado?

El enfado no tiene muy buena prensa, y no digamos nada de su hermana mayor, la ira, por lo que es muy común que no nos demos permiso para sentirlo, ni mucho menos exteriorizarlo. En resumen, no sabemos lo que hacer con él.

Sin embargo, el problema no es la emoción en sí, sino lo que hacemos con ella.

Aristóteles nos dejó la siguiente definición de inteligencia emocional: “Enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y el modo correcto.”

Te propongo los siguientes pasos para gestionar tu enfado:

1º Toma conciencia

Darse cuenta de las propias emociones en el mismo momento en que estos tienen lugar constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.

La conciencia de uno mismo no es un tipo de atención que se vea arrastrada fácilmente por las emociones. Constituye una actividad neutra que mantiene la atención sobre uno mismo aun en medio de la más turbulenta agitación emocional.

En el mejor de los casos, la observación de uno mismo permite la toma de conciencia ecuánime de las emociones apasionadas o turbulentas. En el peor, constituye una especie de toma de distancia de la experiencia para observarla desde la distancia, impidiendo sumergirse en ella con la consiguiente pérdida de control.

2º Acepta la emoción

Todas las emociones tienen un sentido. No te juzgues por sentir enojo.

Observar tu enfado y legitimarlo, siendo amable contigo mismo te va a ayudar a gestionarlo mejor.

El enfado te sirve para poner límites, decir no, conocerte mejor, reforzar tu  autoestima por defenderte de una injusticia, etc.

Cuando te privas de una emoción, cuando no te das permiso, te privas de la intención positiva de la emoción.

3º Regula la intensidad

Cuanto menor sea la intensidad del enfado, más fácil te va a resultar manejarlo.

Posibles formas de disminuir la intensidad son:

– Indaga y date cuenta de los pensamientos que desencadenan la primera descarga del enfado.

No te enfada el hecho, sino la interpretación que haces del hecho.

¿Cuáles son los pensamientos que hay detrás de tu enfado?¿Con qué te conecta tu enfado? ¿Con tus expectativas, tu nivel de exigencia, la falta de reconocimiento, no aceptar un no? ¿Qué otras interpretaciones del hecho puedes hacer que sean más amables con el otro y contigo?

El enfado puede verse completamente cortocircuitado si antes de darle expresión, das con alguna información, con otro punto de vista que pueda mitigarlo.

– Cambia de escenario, busca un entorno amigable.

Podríamos denominarlo proceso de enfriamiento.

Esto supone, por ejemplo, alejarte momentáneamente del lugar donde se ha desencadenado el enfado y frenar la escalada de pensamientos hostiles tratando de distraerte. Las distracciones son sumamente eficaces porque es difícil mantener el enfado cuando estás disfrutando de algo que te gusta.

La clave aquí es darte permiso para que el enfado vaya enfriándose mientras disfrutas de un momento agradable.

Son muy eficaces el ejercicio físico, la meditación, la lectura, el cine.

La distracción solo es efectiva si pones fin a la cadena de pensamientos hostiles que alimentan el enfado.

 4º Actúa

Tras las fases anteriores has conseguido tomar las riendas de tus impulsos emocionales, mejorando tu habilidad de autocontrol. Has evitado que tu enfado interfiera en tus facultades racionales, pudiendo decidir qué quieres hacer, qué es lo que más te conviene para alcanzar tus objetivos.

El coaching es una herramienta que te ayuda en el aprendizaje de la gestión emocional. Pero no me creas a mi, compruébalo tu mismo.

 

Bibliografía: Inteligencia emocional. Daniel Goleman

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